“Les refirió también una parábola acerca de la necesidad de orar
siempre y no desmayar. Les dijo: “En cierta ciudad había un juez que
ni temía a Dios ni respetaba al hombre. Había también en aquella
ciudad una viuda, la cual venía a él diciendo: ‘Hazme justicia contra
mi adversario.’ El no quiso por algún tiempo, pero después se dijo a
sí mismo: ‘Aunque ni temo a Dios ni respeto al hombre, le haré
justicia a esta viuda, porque no me deja de molestar; para que no
venga continuamente a cansarme.’“ Entonces dijo el Señor: “Oíd lo que
dice el juez injusto. ¿Y Dios no hará justicia a sus escogidos que
claman a él de día y de noche? ¿Les hará esperar? Os digo que los
defenderá pronto. Sin embargo, cuando venga el Hijo del Hombre,
¿hallará fe en la tierra?””- (Lucas 18: 1-8)
Sabiendo que sus discípulos enfrentarían muchos desafíos en los días
venideros, Jesús los animó a perseverar en la oración. Su advertencia
de que los hombres siempre deben orar y no perder la esperanza nos
habla directamente a nuestra situación actual. Jesús entonces pinta un
cuadro de persistencia y perseverancia, y promete responder a las
oraciones de sus santos.
Habiendo llegado al final de este tiempo de 21 días de ayuno y
oración, perseveremos en la oración durante todo el año, esperando con
fe que Dios responda a todo lo que hemos pedido de acuerdo con Su
voluntad.
Solicitud:
Agradezca a Dios por estos días de oración y pídale la fuerza para
perseverar en la oración. Agradécele de antemano por responder a tus
oraciones.
“Jesús enseñó que la perseverancia es el elemento esencial de la
oración. Los hombres deben ser serios cuando se arrodillan ante el
estrado de Dios. Muy a menudo nos sentimos débiles y dejamos de orar
en el punto donde debemos comenzar. Nos abandonamos en el momento en
que debemos mantenernos fuertes. Nuestras oraciones son débiles porque
no son apasionadas por una voluntad infalible y resistente”. – E.M. Bounds
comentario
Off