Eduardo López, es un criollo que trabaja como pescador en el rio Pilcomayo, límite fronterizo entre Formosa (Argentina ) y el país de Paraguay.
Francisco Mendez cruza este río con frecuencia cuando visita las aldeas en la ribera paraguaya. A cada canoero le habla del amor de Jesús y le entrega literatura. Después de algunos días de evangelizar en Paraguay Francisco de regreso a su casa utiliza la misma canoa y con la misma persona a quien le entregó literatura. Eduardo todavía tenía entre su ropa los folletos recibidos días antes y reconoció a Francisco y le comentó que:
“ En toda su vida no había tenido oportunidad de recibir literatura tan hermosa como la que había recibido. Pensó mucho en la lectura de esos tratados y le preguntó a Francisco: ¿ cómo puedo hacer para recibir a Cristo ?. En medio del río, Francisco le enseñó la Palabra de Dios y Eduardo, de rodillas sobre su canoa aceptó a Jesús como su Salvador personal”
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