Una revolución pacífica y silenciosa se registra entre los wichis, un pueblo originario ubicado en el Gran Chaco, en el norte de la Argentina y el sur de Bolivia.
En esa región, uno de las más pobres de América latina, miles de aborígenes reciben con alegría el mensaje del evangelio de Jesucristo.
Uno de los artífices de este movimiento espiritual es el pastor y misionero Francisco Méndez que recorre esta región habitada por decenas de etnias, muchas de ellas desconocidas y en algunos casos de apenas centenares de miembros, hablándoles de un Cristo que les da nueva vida sin obligarlos a renunciar a su identidad racial.
“Indígenas de Bolivia están recibiendo el mensaje de Jesucristo con verdadera hambre y sed de Dios. Todos ellos manifestaron que ha sido la primera vez que reciben un Nuevo Testamento y literatura cristiana”, dijo Méndez.
Méndez es misionero de Cruzada a Cada Hogar (CCH), entidad dedicada en la Argentina a la distribución de literatura cristiana a través de voluntarios en casas particulares, colegios, hospitales y cárceles desde 1958.
En diciembre de 2011, CCH informó que centenares de wichis, un pueblo originario del norte del país radicado en la frontera con Bolivia, tomaron una decisión de fe por Cristo en las últimas semanas de ese año, a raíz de la inquietud del cacique Ramón Juárez, recién convertido a la fe cristiana.
Juárez le dijo a Méndez que “hay muchos hermanos wichis y guaraníes en Bolivia que nunca han escuchado este mensaje”. Sus palabras derivaron en una visita a la localidad de Aguaray en el norte de la provincia de Salta y otros pueblos del sur de Bolivia donde centenares de wichis aceptaron a Cristo por la predicación de un equipo evangelístico de CCH.
Entre diciembre de 2013 y febrero de 2014, con temperaturas que superan los 40º en regiones sin caminos ni rutas, Méndez y su esposa Clemencia de Méndez guiaron a 650 personas a vivir una experiencia espiritual con Cristo. Ahora velan por su solidez espiritual a través de los cursos de discipulado de CCH.
En el mismo periodo iniciaron la capacitación de 266 nativos como dirigentes espirituales para evangelizar al pueblo wichi. Los Méndez visitaron más de 5.600 hogares en las comunidades wichis de Capirendita, Pueblo Villamonte y El Quebrachal, en el sur de Bolivia.
Separados por 21 siglos y 12 mil kilómetros de distancia, los relatos de Francisco Méndez parecen revivir las experiencias vividas por el apóstol Pablo durante sus viajes misioneros.
“Visité un anciano que había dedicado su vida a la brujería; cuando llegamos a su humilde casa recibieron la literatura con gozo, confesó que era un brujo, se arrepintió de sus pecados, pidió perdón al Señor por su ignorancia, y toda su familia recibió a Jesucristo con gozo”.
“Una señora desesperada a causa de su enfermedad y de ser abandonada por su esposo, recibió el mensaje del evangelio”. La mujer les explicó a los misioneros que visitaron su aldea sobre la gran necesidad de salud. Los hermanos oraron por ella y sintió como una mano se puso sobre su cuero y fue sanada instantáneamente. Todos en su casa tomaron una decisión de fe por Cristo.
“Al llegar a una pequeña aldea visitamos una choza de ramas y encontramos a un hombre muy anciano, que me dijo que nunca escuchó la palabra del Señor y cuando le pregunté si alguna vez había escuchado el nombre ‘Jesús’ respondió que nunca había oído ese nombre. Este anciano era un hechicero. Cuando le presentamos a Jesucristo renunció a su brujería y aceptó a Cristo como salvador; ahora es un cristiano para la Gloria de Dios.”
“Siento un gran privilegio de llegar a mi gente y otras etnias con el mensaje de Jesucristo. Es una gran alegría entrar en la selva y alcanzar hasta el último hogar de aldeas wichis, mocovíes y otras etnias. Son almas que nunca habían tenido la oportunidad de oír el mensaje de Dios”, afirmó Méndez, feliz de compartir el evangelio con la variedad de razas precolombinas que habitan los montes chaqueños.
La tarea de Francisco Méndez es respaldada por la Cruzada a Cada Hogar (CCH), que le provee de literatura cristiana y fondos para sus viajes misioneros.
CCH es filial de la organización Every Home for Christ, con oficinas en más de 100 países y nuevos planes de distribución de folletos entre los 15.000 grupos menos evangelizados del mundo. Su objetivo es distribuir literatura cristiana casa por casa en todo el mundo.
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