February 1, 2017
“. . . alzaron unánimes la voz en oración a Dios: «Soberano Señor,
creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo lo que hay en
ellos. . . Ahora, Señor, toma en cuenta sus amenazas y concede a tus
siervos el proclamar tu palabra sin temor alguno. Por eso, extiende tu
mano para sanar y hacer señales y prodigios mediante el nombre de tu
santo siervo Jesús.» Después de haber orado, tembló el lugar en que
estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y
proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno.” (Hechos 4:24, 29-31)
No importa nuestro contexto, hay obstáculos que se interponen en el
camino del Evangelio. Es fácil identificar uno de los obstáculos
obvios, la falta de obreros para la abundante cosecha. Debemos orar
para que el Señor de la Cosecha envíe obreros a su cosecha. Pero ¿qué
pasa cuando los trabajadores han sido enviados y se encuentran con un
obstáculo mucho menos obvio: el miedo? Ya sea la amenaza de los
gobiernos que se oponen al Evangelio o las opiniones de familiares y
amigos, ¡el temor tiene el poder de impedir que la Iglesia proclame la
Buena Nueva!
El ejemplo bíblico anterior debe darnos una gran esperanza para
superar este obstáculo del miedo. Oremos hoy como la Iglesia
Primitiva, por los creyentes en nuestras naciones. Ora con los ojos
fijos en el soberano Dios que hizo los cielos, la tierra y el mar.
¡Oremos por audacia para proclamar el Evangelio y para que el poder de
Dios se manifieste al hablar de Su Palabra!
Solicitud:
En el libro de Hechos, la reunión de oración tenía una fuerte
expresión corporativa. Reúnete con otros creyentes en tu oficina,
iglesia o hogar y ora en unidad. Comienza fijando tus ojos en la
grandeza de Dios y adóralo como el Soberano Creador. Ora por la
audacia de los trabajadores que van por casa. Y oren por otras
naciones donde Cada Hogar para Cristo está trabajando, especialmente
aquellos que enfrentan gran persecución y oposición al Evangelio.
“Creyentes, miren hacia arriba – tengan valor. Los ángeles están más
cerca de lo que piensas. “- Billy Graham
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